POR FIN EL TALLER DE LOS SUEÑOS EMPIEZA A FUNCIONAR.... todos aquellos que queráis conocernos podéis pasar por aquí cuando queráis, os recibiremos con los brazos abiertos y una gran sonrisa, por supuesto, como os merecéis.
Y abrimos nuestro taller con el decálogo de Theo Peeters para profesionales del autismo en la mano, una lectura obligada para todos los profesionales que trabajan con personas con autismo, para los estudiantes de las universidades que se interesan por el tema y también para las familias:
1. Sentirse atraído por las diferencias: Pensamos que ser un “aventurero mental” ayuda a sentirse atraído por lo desconocido. Hay personas que temen las diferencias, otras se sienten atraídas y quieren saber más sobre ellas.
2. Tener una imaginación viva. Es casi imposible comprender lo que significa vivir en un mundo literal, tener dificultades en ir más allá de la información recibida, amar sin una intuición social innata. Para poder compartir la mente de una persona autista, que tiene poca imaginación, tenemos que tener cantidades ingentes de imaginación compensar.
3.Ser capaz de dar sin recibir agradecimientos convencionales. Necesitamos ser capaces de dar, sin recibir demasiado por ello, y no desilusionarnos por la falta de reciprocidad social. Con la experiencia aprenderemos a detectar formas alternativas de dar las gracias. también los padres nos ofrecen muchas compensaciones.
4. Estar dispuesto a adaptar el estilo propio y natural de comunicarse y de relacionarse. El estilo que se requiere está mas ligado a las necesidades de la persona con autismo que a nuestro grado espontáneo de comunicación social. Esto no es fácil de lograr y requiere muchos esfuerzos de adaptación, pero es importante reflexionar acerca de qué necesidades estamos atendiendo.
5. Tener el valor de “Trabajar sólo en el desierto”. Especialmente cuando se empiezan a desarrollar servicios específicos en un área. Hay tan poca gente que comprende el autismo, que un profesional motivado corre el riesgo de ser criticado en vez de aplaudido por sus enormes esfuerzos. Los padres han sufrido este tipo de críticas antes, por ejemplo, cuando escuchas cosas como “todo o que necesita es disciplina”, ” si fuese mi hijo…”, etc.
6. No estar nunca satisfecho con el nivel de conocimientos propios. Aprender sobre el autismo y sobre las estrategias educativas mas adecuadas es un proceso continuo, ya que el conocimiento en ambos campos evoluciona continuamente. La formación en autismo nunca se acaba y el profesional que crea que ya la tiene, en verdad “la pierde”.
7. Aceptar el hecho de que cada pequeño avance trae consigo un nuevo problema. La gente tiene tendencia a abandonar los crucigramas si no pueden resolverlos. Esto es imposible en el autismo. Una vez que se empieza, se sabe que el trabajo de “detective” nunca se acaba.
8. Disponer de capacidades pedagógicas y analíticas extraordinarias. El profesional tiene que avanzar poco a poco y utilizar soportes visuales de manera individualizada. Hay que realizar evaluaciones con tanta frecuencia que uno debe adaptarse constantemente.
9. Estar preparado para trabajar en equipo. Debido a la necesidad de una aproximación coherente y coordinada, todos los profesionales deben estar informados de los esfuerzos de los demás, así como de los niveles de ayuda que ofrecen.
10. Humildad. Uno puede llegar a ser “experto” en autismo en general, pero los padres son los expertos sobre su propio hijo y se debe tener en cuenta su experiencia y conocimiento. En el autismo no se necesitan profesionales que quieran permanecer en su “pedestal”. Cuando se colabora con los padres es importante hablar de los éxitos, pero también admitir los fracasos (“por favor, ayúdeme”). Los padres también tienen que saber que el experto en autismo no es un Dios del Olimpo.
Algunos habrán pensado que falta la palabra "amor" en esta lista. El amor es esencial, por supuesto, pero como ya dijo un padre, el amor no es una cura milagrosa. los padres y los profresionales que cuenten demasiado con los efectos del amor pueden desilusionarse. Si el niño no hace suficientes progresos, ¿es porque no ha recibido suficiente amor? Quizás le hayamos amado lo suficiente pero no ha aceptado todo este amor... Estas actitudes son negativas y crean un abismo allí donde la mejor de las colaboraciones es necesaria.
5. Tener el valor de “Trabajar sólo en el desierto”. Especialmente cuando se empiezan a desarrollar servicios específicos en un área. Hay tan poca gente que comprende el autismo, que un profesional motivado corre el riesgo de ser criticado en vez de aplaudido por sus enormes esfuerzos. Los padres han sufrido este tipo de críticas antes, por ejemplo, cuando escuchas cosas como “todo o que necesita es disciplina”, ” si fuese mi hijo…”, etc.
6. No estar nunca satisfecho con el nivel de conocimientos propios. Aprender sobre el autismo y sobre las estrategias educativas mas adecuadas es un proceso continuo, ya que el conocimiento en ambos campos evoluciona continuamente. La formación en autismo nunca se acaba y el profesional que crea que ya la tiene, en verdad “la pierde”.
7. Aceptar el hecho de que cada pequeño avance trae consigo un nuevo problema. La gente tiene tendencia a abandonar los crucigramas si no pueden resolverlos. Esto es imposible en el autismo. Una vez que se empieza, se sabe que el trabajo de “detective” nunca se acaba.
8. Disponer de capacidades pedagógicas y analíticas extraordinarias. El profesional tiene que avanzar poco a poco y utilizar soportes visuales de manera individualizada. Hay que realizar evaluaciones con tanta frecuencia que uno debe adaptarse constantemente.
9. Estar preparado para trabajar en equipo. Debido a la necesidad de una aproximación coherente y coordinada, todos los profesionales deben estar informados de los esfuerzos de los demás, así como de los niveles de ayuda que ofrecen.
10. Humildad. Uno puede llegar a ser “experto” en autismo en general, pero los padres son los expertos sobre su propio hijo y se debe tener en cuenta su experiencia y conocimiento. En el autismo no se necesitan profesionales que quieran permanecer en su “pedestal”. Cuando se colabora con los padres es importante hablar de los éxitos, pero también admitir los fracasos (“por favor, ayúdeme”). Los padres también tienen que saber que el experto en autismo no es un Dios del Olimpo.
Algunos habrán pensado que falta la palabra "amor" en esta lista. El amor es esencial, por supuesto, pero como ya dijo un padre, el amor no es una cura milagrosa. los padres y los profresionales que cuenten demasiado con los efectos del amor pueden desilusionarse. Si el niño no hace suficientes progresos, ¿es porque no ha recibido suficiente amor? Quizás le hayamos amado lo suficiente pero no ha aceptado todo este amor... Estas actitudes son negativas y crean un abismo allí donde la mejor de las colaboraciones es necesaria.
Comentarios